Karen Jessen es uno de los grandes nombres del turismo en la Costa del Sol. Un anuncio en la prensa cambió la vida de la danesa y asegura ha sido lo mejor que le ha pasado en la vida. Años después,  junto a su marido Carlos, Karen fundaría la agencia Cititravel. La compra de Baviera Golf en 2019 convirtió el sueño de Carlos Charters en realidad. Tras la pérdida del empresario, la presidencia de Baviera Golf pasaba hace un año a su hijo menor, Carlos. Madre e hijo, junto a Aurora, gerente del campo, gobiernan Baviera y luchan por convertirlo en un campo de golf referente de la Costa del Sol.

¿Cómo llegas a ser propietaria del club?

Nos enteramos que Baviera Golf estaba en concurso de acreedores y empezamos a mover el asunto. De pronto nos encontramos con la adjudicación del campo un 29 de julio con 4 empleados; sólo estaba Aurora y tres más. El 1 de agosto cierran las gestorías para poder contratar y teníamos un campo de golf, con un calor tremendo y sin personal. Debíamos buscar trabajadores, sobre todo para mantenimiento. Menos mal que Aurora y Pepe, a través de su contacto con los anteriores empleados, empezaron a llamar y rápidamente arreglamos los papeles, había que recuperar el campo. Empezamos una gran lucha para ponerlo de pie lo más rápidamente posible. Así comenzó nuestra aventura aquí, con obras y reformas. En febrero hicimos la inauguración oficial por todo lo alto, por fin habíamos terminado y estaba todo perfecto. Desde el minuto uno empezó a funcionar maravillosamente. Lo más gracioso es que los clientes eran extranjeros  locales,  españoles  había poquísimos. Mi marido tenía muchos amigos en el golf y creamos una tarjeta «Family & Friends» para hacer descuento a todos los amigos y familiares y funcionó. Este verano ya tenemos más de un 50% de jugadores de Málaga.

¿Os dedicais al tema turístico?

Hace 37 años montamos Cititravel DMC, que se dedica al sector Mice ( congresos, convenciones, eventos). Con los años, hemos ido abriendo oficinas por todo España y hace dos años abrimos en Portugal. Lo del campo de hobby para nosotros, especialmente para mi marido, que decía era su quinto hijo.

¿Cómo llegas a España?

Había  terminado  el  bachillerato  en Dinamarca y quería un año sabático. Entonces encontré un anuncio de una escuela de guías turísticos en Mallorca. Era la excusa perfecta para salir de casa. Como mi padre me dijo que no me lo iba a pagar, fui a la cooperativa de manzanas de mi pueblo. Había tres turnos al día y yo me apuntaba a dos, de ocho de la mañana

en mesas larguísimas y las mujeres quitábamos lo que no había quitado la máquina. EstlN8 un mes, pero descubrí lo

para hacer lo que quería. En mi pueblo la discoteca abría viernes y sábados hasta las tres de la mañana, imagínate, llegué a Mallorca en noviembre, ví el desmadre y me divertí a lo grande. Después de quince días, el operador, que era danés, me ofreció irme de jefa de guías turísticas en la Costa del Sol; yo no tenía ni idea de dónde quedaba eso pero dije que sí y me metieron en un avión a Málaga. El dueño de la agencia de Benalmádena me llevó a darme una vuelta por todos los hoteles y al día siguiente empezaron a llegar telex con peticiones. Yo tenía que gestionar la reservas. Era una locura total. A los seis días llegó un avión lleno de daneses. Eran granjeros que venían con mucho dinero y como hablaban sólo danés, les vendía todas las excursiones.

¿Y vuestra relación con el golf? Nuestro hijo pequeño nació mucho después que el resto. Como Carlos los sábados se iba a Torrequebrada, cuando Carlitos tenía dos años se lo llevaba y lo dejaba en el búnker con un palo. Los profesores, entre clase y clase, le enseñaban trucos. El niño cogió más afición incluso que el padre y logró una beca para la Universidad de Carolina del Norte. Estuvo cuatro años feliz y al terminar, cuando volvía, surgió lo de Baviera. Para él y su padre, esto era un juguete. Ahora Carlos está en su salsa, es el presidente, como fuera su padre. Ha traído muchas ideas de América y poco a poco lo va cambiando.

¿Carlos te llevó al golf?

Cuando el niño se fue a EEUU, Carlos me dijo-«ahora no tienes excusa»- y por mi cumpleaños me trajo una bolsa llena de palos. Después debo decir que me encanta, no juego bien, pero me gustan los paseos, los campos son muy bonitos.

¿Cuál es tu implicación en Baviera y qué te gustaría logar?

Aurora, Carlos y yo nos reunimos todas las semanas para tomar las decisiones y repasamos lo que ha pasado. Nuestro espíritu está en tener el campo como a Carlos le hubiera gustado tenerlo y yo creo que lo estamos consiguiendo. Muchos clientes nos felicitan. Me gustaría conseguir algún campeonato importante, tener algún papel en la Solheim Cup, pero es complicado por nuestra ubicación.

¿Por qué elegir Baviera?

Es un campo divertido es técnico, con buen mantenimiento. Los jugadores lo disfrutan. Estamos en un entorno, la Axarquía, muy distinto de la Costa del Sol. Tiene un atractivo tremendo, muy desconocido, pero faltan hoteles. En invierno cierran todos los que hay y es difícil vender paquetes. Estamos muy ilusionados también con el restaurante, que lleva un cocinero joven, de Málaga, que ofrece una cocina mediterránea muy creativa y los clientes están encantados.